La filósofa Luciana Cadahia ha sido recientemente noticia por su despido de la Universidad Javeriana, en Colombia, donde daba clases. «Pareciera vulnerarse el derecho fundamental a la libertad de cátedra y de pensamiento –nos dice en esta entrevista–. Hay algo insoportable en el hecho de que una mujer piense con libertad y determinación». Hablamos con ella de este despido y de otros temas sobre los que tiene mucho que decir.
Por Amalia Mosquera
La doctora en Filosofía Luciana Cadahia, argentina (Buenos Aires, 1982), era hasta hace unos días profesora de Filosofía Contemporánea en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). El pasado 29 de mayo, Cadahia escribía este mensaje-noticia en su cuenta de Twitter: «El día de ayer la Universidad Javeriana decidió dar por terminado mi contrato laboral «sin justa causa». Lamento dejar tantos proyectos truncados allí y gente querida con la que estábamos construyendo academia y pensamiento».
A partir de ese momento, muchos tuits de solidaridad con la filósofa argentina, experta en Filosofía política, una carta de 17 filósofos y pensadores publicada en la revista Ctxt (Fernando Broncano, Jorge Alemán, Gerardo Muñoz, Clara Ramas…) y otro texto de apoyo firmado por más de cien intelectuales de todo el mundo rechazando su despido, como Judith Butler, Wendy Brown, Jorge Riechmann, José Luis Villacañas, Laura Quintana… Dicen cosas como que «las contribuciones de la profesora Cadahia al campo de la Teoría Política reflejan los principios más íntegros de una institución académica en condiciones de contribuir al fortalecimiento de la pasión por el pensamiento, así como a la indagación libre e informada en estos momentos de peligro», o que la decisión de la Universidad Javeriana envía «un mensaje muy negativo a la academia y a la sociedad colombiana» y sienta un «precedente de intolerancia y arbitrariedad contra la labor de las intelectuales mujeres».ç
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